Casa en Bunyola

Casa en Bunyola

Encontrarse en un lugar donde sólo el hacer popular sabe construir devuelve el arquitecto al aprendizaje. El hecho de que sólo llegue hasta el solar un animal de carga o un hombre a pie nunca ha sido un inconveniente; esa construcción atendía a lo sencillo tanto en materiales, los que encontraba en el lugar, como a la topografía. Una carretilla mecánica conducida por un hombre ha subido los bloques de termoarcilla y un helicóptero ha transportado el hormigón.

Admirar y pertenecer al lugar se da a la vez. No es sólo un paisaje a contemplar, silenciado como una pintura por el marco de las ventanas, sino que intervenir en él es construir para toda la comunidad de casas acostumbradas a compartir paredes, patios, escaleras y terrazas.

La casa se deja caer encima de los bancales para adaptarse a las circunstancias de la topografía y de las preexistencias. El antiguo camino de la parcela, que conduce a la montaña, se convierte en rellano, entrada y porche de la vivienda.

La dificultad, durante la construcción, han sido los 72 peldaños que hay en el único camino de acceso. Se han elegido pocos materiales y estandarizados, como es la termoarcilla.

Casa en Bunyola
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