El proyecto nace de la decisión de hacer un aljibe para recoger el agua de la cubierta de la vivienda, esta circunstancia se aprovecha para construir el nuevo taller. Si el viejo estudio estaba situado en un primer piso con vistas al campo de Mallorca, ahora el estudio mira la tierra a lo más cercano. Arropa, ampara y protege el huerto y a la vez lo ojea.
Se proyectan dos cajas, la mayor para pintar y la menor para almacenar y mostrar la obra.
El juego de la construcción: